Remamos en el río más caudaloso del país. El tramo que pasa por Tudela está remansado entre dos viejas presas; esto hace que no haya sequeras ni zonas de rápidos, es decir una pista de agua dónde se puede remar tranquilamente con timón de pista.
La anchura mínima ronda los 100-130 metros y la vuelta sin desembarques, es de 11 kilómetros perfectamente navegables. Por todo esto cuando hablamos del río Ebro, a su paso por Tudela, nos jactamos de tener una de las mejores pistas de España, y no es para menos.
Recta de 3 km. Al fondo Izda. Tudela
Pero todo no es tan bonito.... en nuestra tierra tenemos con mucha frecuencia días de fuerte viento, el predominante es de componente noroeste, llamado Cierzo. Al tener una anchura importante, el Cierzo se vuelve un puñetero incoveniente, pues no hay muchas zonas resguardadas, y te lo comes todo con patatas. Debido a mi poco peso, lo noto bastante, pues se me lleva como a una cometa, quedándome clavado.
Sin embargo el gran contratiempo, sin duda, no es el aire, pues de alguna manera te permite salir, aunque incómodo, pero sales. El problema viene cuando el caudal del río le da por crecer, crecer y crecer, hasta que no hay valiente que se atreva a poner el K1 en el agua. Por ejemplo, ahora estamos con crecida, como podéis ver en el gráfico.
Las avenidas suceden varias veces al año y mantienen el nivel alto durante semanas, por lo que el que siga un plan de entrenamiento exigente, se queda fuera de combate.
La alternativa en estos casos son las pequeñas balsas que hay en los alrededores, pero tienes que echar la piragua al coche, desplazarte, entrenar y vuelta al hangar, con lo que te cuesta el doble de tiempo.....y eso, en mi caso, falta.
RV
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